Botiquín de a bordo

 
BOTIQUÍN CON LOS ELEMENTOS NECESARIOS PARA UNA EMBARCACIÓN DE RECREO

Todo el mundo entiende lo imprescindible que es un botiquín, sobre todo cuando precisa de él y no lo tiene a mano. Como siempre en la mar hay que ser previsor, pues lo que en tierra firme sería una tontería en el medio acuático se vuelve un gran problema acompañado de un gran susto. Por ello, para estar bien preparado siempre conviene tener en la embarcación un botiquín con todo a punto y que incluya lo siguiente:

  • Algodón
  • Gasas estériles
  • Vendas elásticas (para efectuar un torniquete)
  • Pinzas quirúrgicas
  • Tijeras afiladas
  • Caja de “tiritas”
  • Termómetro
  • Aspirina o paracetamol
  • Agua oxigenada
  • Alcohol de 96º
  • Solución antiséptica tipo “Betadine”
  • Crema antiséptica tipo “Bactrobán”
  • Crema de hidrocortisona para picaduras e inflamaciones locales tipo “Batmen”
  • Emulsión al amoníaco tipo “Afterbite”
  • Pastillas contra el mareo “Biodramina”
  • Suturas adhesivas o esparadrapo quirúrgico (“Steri strips”)

Es necesario recordar que hay que comprobar de tanto en tanto las fechas de caducidad de los medicamentos, por ejemplo, cuando llega la temporada veraniega que es cuando más se navega y cuando más expuesto se está a posibles accidentes. Tampoco hay que olvidar reponer los productos que se vayan utilizando. Otros específicos que conviene tener a mano son antihistamínicos (tipo “Polaramine”), antidiarreicos (tipo “Fortasec”) y todas aquellas que la familia necesite debido a enfermedades concretas. Lo realmente bueno es disponer de un botiquín preparado y revisado, aunque lo mejor sería no tener que utilizarlo nunca.

EN NUESTRAS AGUAS EXISTEN DIFERENTES ESPECIES DE MEDUSAS URTICANTES (Cortesía J. QUERA)
SIEMPRE HAY QUE RECELAR DE ELLAS, SOBRE TODO LOS MÁS PEQUEÑOS QUE LLEVEMOS A BORDO (Cortesía J. QUERA)

En nuestro Mediterráneo y salvo situaciones especiales como podrían serlo épocas de celo y cría, los animales huyen del hombre o lo ignoran. Pero existen algunos dotados de armas naturales capaces de infligir lesiones de mayor o menor importancia, según el tiempo de exposición, el mecanismo lesional y la susceptibilidad personal de la persona que las sufre. Por ello hay que tener en cuenta las siguientes situaciones:

OTRA IMAGEN DE MEDUSA, POPULAR EN MENORCA (Cortesía de JOHN P. CONNOR)
LA PICADURA DE LA ARAÑA ES MUY DOLOROSA (Cortesía de JOHN P. CONNOR)
O LA DEL SIEMPRE VISTOSO CAP-ROIG O CABRACHO (Cortesía JOHN P. CONNOR)

A) Contactos irritantes o tóxicos: Los provocados por contacto con medusas, actinias y anémonas, todos ellos armados de nematocistos que actúan como auténticas jeringuillas que inyectan una sustancia urticante, cuyo efecto depende del lugar contactado (más sensible en cara y cuello), de la edad (más sensibles niños, ancianos y embarazadas) y la tolerancia personal, la cual puede incluso estar sensibilizada por contactos previos. Las medusas más comunes son del género Pelagia, Aurelia y Rhizostoma, aunque la más temible será la Physalia, de largos tentáculos que pueden quedar fragmentados tras una tormenta. Flotan a la deriva y pueden formar grandes bancos. Las anémonas y actinias viven fijas adheridas al sustrato, aunque mantienen sus tentáculos desplegados. También se pueden considerar en este grupo a los cohombros o pepinos de mar. La tembladera (existen 2 especies, torpedo y tremielga) pueden determinar con su contacto una descarga eléctrica desagradable.

Los síntomas de tales contactos son picor, quemazón y dolor con formación de ampollas en el lugar directo y, a los 15 minutos, se puede iniciar un cuadro de calambres, dificultad respiratoria con opresión torácica, intenso dolor de cabeza, mareos al estar de pie, náuseas y vómitos, sudor frío y pulso acelerado. En tales casos no se debe ni frotar, ni lavar con agua dulce ni empapar con alcohol, si no arrastrar con agua de mar, rasurar la zona aplicando previamente espuma de afeitar, empapar con amoníaco o bicarbonato diluídos, dar un calmante y aplicar crema corticoide.

LAS ARAÑAS, ESCÓRPORAS, ERIZOS Y OTROS SERES MARINOS SON ESPECIES

DE LAS QUE HAY QUE MANTENER LA DEBIDA PRECAUCIÓN (Cortesía PEDRO’S BOAT)

B) Otro de los accidentes más corrientes son los producidos por las picaduras de erizos de mar, de consecuencias no desdeñables puesto que las púas suelen fragmentarse bajo la piel donde, de no ser extraídas prontamente, pueden llegar a enquistarse o infectarse, lo que puede llegar a ser muy molesto y más en zonas de apoyo, articulaciones o lugares de alta sensibilidad. El tratamiento recomendado pasa por extraer cuanto antes la púa por el procedimiento adecuado evitando infectar el punto de punción. Extraer la púa con los dedos aún húmedos, con una aguja estéril y desinfectar con Betadine. En caso de fraccionarse, aplicar una mezcla de esencia de trementina, ácido salicílico y lanolina, a partes iguales, hasta que la púa rota sea expulsada.

LA PASTINACA: SOBRE SU COLA TIENE UNA PELIGROSA PÚA DENTADA (Cortesía JOHN P. CONNOR)

C) De entre los peces capaces de producir punciones muy dolorosas, destacan la araña de mar y los rascacios. La primera ataca a veces sin provocación, mientras que los segundos, entre los que se encuentran los cabrachos y escórporas, son más sedentarios. Ambos tienen en común inocular una sustancia compleja, formada por colinesterasa, histamina, epinefrina y algunas proteínas, a través de los radios de sus espinas dorsales y de su cabeza. A veces, profundamente. Por ello, no se deberá de inquietar al herido, movilizarle, elevar el miembro, aplicar un fuerte torniquete en la extremidad, aplicar hielo durante largo tiempo, realizar cortes “en cruz” sobre el sitio de punción, o succionar con la boca, si no tranquilizar y tumbar con el miembro declive, sumergir en agua y mantener 30 minutos a 50º el lugar de punción, dar un buen analgésico, protección o vacuna antitetánica y valorar tratamiento antibiótico.

LA MORDEDURA DE LA MORENA ES MUY DOLOROSA Y LA HERIDA PROVOCADA PUEDE INFECTARSE FÁCILMENTE

POR CONTENER ENTRE SUS DIENTES RESTOS DE COMIDA EN ESTADO DE PUTREFACCIÓN.

SERÁ NECESARIO LAVARLA Y DESINFECTARLA RÁPIDA Y CONVENIENTEMENTE (Cortesía JOHN P. CONNOR)

AMENAZADOR ASPECTO DE OTRA MORENA EN LA BOCA DE SU CUEVA (Cortesía JOHN PAUL CONNOR)

LA MORDEDURA DE LAS PODEROSAS MANDÍBULAS DEL CONGRIO SON SIMILARES A LAS DE LA MORENA

(Cortesía JOHN P. CONNOR)

Quizás el menos frecuente, pero perfectamente posible, sea el accidente de la mordedura por una morena, congrio, pintarroja o barracuda, de gravedad muy variable, pero muchas veces determinada por la acción de retirada de la mano, la intensidad de la hemorragia causada y el tratamiento inicial. El ataque de un escualo, aquí como en Australia, causa menos muertes que las debidas a las abejas, pero no hay que olvidar que el tiburón blanco mayor conocido (8 m. de envergadura), se capturó en Malta. También infrecuente, pero posible, lo es la mordedura del pulpo, cuyo “pico de loro” puede causar severos cortes. En cualquier caso no deberá dejarse sangrar a la herida, aplicar alcohol, colocar el miembro declive, ni suturar con puntos muy “estéticos”, si no que será necesario aplicar un buen torniquete, controlar los vasos que sangren, mantener el miembro elevado, antisepsia con Betadine, no suturar (al menos inicialmente), aplicar un vendaje compresivo, cobertura antitetánica y valorar antibióticamente.

LA PRESENCIA DE UN BOTIQUÍN PERFECTAMENTE PERTRECHADO ES ABSOLUTAMENTE NECESARIO PARA

LA SEGURIDAD DE TODOS QUIENES SE ENCUENTREN A BORDO DE UNA EMBARCACIÓN.

ACTUALMENTE EL TIPO SE ENCUENTRA PERFECTAMENTE REGULADO

Por último, ante el hecho de producirse una herida a bordo, será necesario comprimir con el dedo, como se haría en el caso de una fuga de agua, hasta que cesara el sangrado. Limpiar el área circundante con agua y jabón y la propia herida con suero mediante arrastre (“jeringazo”), retirando cuerpos extraños como astillas, arena o restos de algas, desinfectando herida y márgenes. Cerrar las heridas superficiales y con poca tensión mediante suturas adhesivas hipoalérgicas y aplicar cobertura con vendaje suave. Lo que no debe hacerse es pretender atender al herido en la borda, de cualquier modo, en aras de la rapidez, mientras sangra, se alarma (y nos alarma), colocar un torniquete tan fuerte que no se tolere el dolor, vendar sin previa desinfección, etc.