Isla del Rey > De su historia

 

Isla del Rey, Isla del Hospital, Bloody Island, Illa dels Conills… 

muchos nombres para una isla ciertamente pequeña

 

SALA DEDICADA A MALACOLOGÍA Y VIDA MARINA, LEGADO DEL DR. JOSÉ RAMOS ALEIXADES

 

Un poco de historia…

 

LA ISLA DEL REY CON SUS EDIFICACIONES A PRINCIPIOS DEL SIGLO PASADO (Imagen de PABLO CARDONA NATTA)
OTRA PERSPECTIVA DE LA FACHADA PRINCIPAL A PRINCIPIOS DEL SIGLO PASADO (Imagen de PABLO CARDONA NATTA)

 

Es tal la envergadura del patrimonio que acumula sobre sus escasos metros cuadrados que obliga a realizar la exposición del mismo en forma de auténtico catálogo que permita, al menos, dar a conocer en parte la enorme importancia que tuvo durante el tiempo en que permaneció en activo a través de las diferentes dominaciones. Un poco de historia y el recorrido de las magníficas salas en imágenes creemos serán suficientes para motivar la necesaria e imprescindible visita física al lugar que tal joya histórica merece. Igualmente -y como hemos precisado- es recomendable entrar en la página web o de Facebook de la Fundación regularmente para ir enterándose de las noticias que se generen sobre este interesantísimo enclave histórico del Puerto de Maó y de Menorca.Es necesario precisar que las fotografías pertenecen a diferentes etapas, es decir, que con ello los edificios –en sus perspectivas exteriores– pueden aparecer con claras diferencias de unas a otras debido a los trabajos que llevan a cabo incansablemente en los mismos los miembros de la Fundación.

 

EL ACCESO DESDE EL MUELLE SUR, FRENTE A ES CASTELL.

ABAJO, AMARRADA, LA FALÚA DE SANIDAD MILITAR

 

La Isla del Rey, como se ha citado, es un pequeño islote situado en pleno corazón del Puerto de Maó que debe su nombre al hecho de haber sido la primera tierra menorquina que pisó el rey Alfonso III cuando vino a conquistar Menorca en poder, entonces, de los musulmanes. El puerto adquiere su importancia en el siglo XVIII con el auge de la navegación y el tráfico marítimo, siendo un espacio codiciado por las diferentes potencias navales europeas, habiendo sufrido diferentes ocupaciones inglesas y francesa. Sería precisamente durante una de las dominaciones inglesas cuando tendría lugar la construcción del edifico destinado a hospital que ha llegado hasta nuestros días.

 

PERSPECTIVA DEL EDIFICIO PRINCIPAL EN PLENA RECONSTRUCCIÓN TOMADA DESDE LA URBANIZACIÓN CALA LLONGA

 

El Hospital propiamente dicho fue fundado en 1711 durante la primera dominación inglesa, pero fue en 1722 cuando se llevó a cabo la expropiación de la isla a sus propietarios con la idea de construir un hospital naval donde poder atender a los enfermos de su armada que operaba por estas aguas. A partir de entonces y, dependiendo de que potencia europea fuera quien dominara Menorca, el hospital sería utilizado por ingleses, franceses y españoles. En 1802 pasó definitivamente a la corona española que continuaría manteniendo el uso de hospital, aunque también lo prestara al personal de otras diversas armadas que actuaron por diferentes circunstancias en el Mediterráneo como la americana, la holandesa y la italiana, esta última durante la Segunda Guerra Mundial, prolongando su vida útil hasta que en 1964 fue trasladado a la ciudad de Maó, a un nuevo edificio ubicado en la carretera de Sant Climent, siendo éste entonces evacuado y posteriormente abandonado, llegando a alcanzar un grado de degradación máximo y preocupante.

 

TRABAJOS DE REPARACIÓN DEL ALA NORTE. EL PEQUEÑO EDIFICIO QUE LA REMATABA POR LEVANTE,

DESAPARECIDO, HA SIDO SUSTITUIDO POR CONTRAFUERTES, AUNQUE SE TRABAJA EN SU RECONSTRUCCIÓN

EL ALA NORTE VISTA POR SU FACHADA QUE DA AL CANAL NORTE DEL PUERTO

TRABAJOS DE CARPINTERÍA Y RECONSTRUCCIÓN DE CONTRAFUERTES

 

Por fortuna para estas instalaciones en el transcurso del año 2004 nació un movimiento de voluntarios con el ánimo de recuperar la isla con sus antiguas edificaciones: la “Associació Amics de l’Illa del l’Hospital”, que ha dado lugar a la actual “Fundación Hospital de la Isla del Rey” que salvaguarda la isla y su contenido, con un proceso de trabajo e implicación constante y constructivo que ha logrado cotas realmente impensables en su momento, tal era su estado de degradación.

 

EL EMBARCADERO DE ACCESO Y RAMPA, YA RECUPERADOS, EN PRIMER PLANO

 

En la isla, además de las construcciones británicas y otras españolas, se encuentran los restos de una Basílica paleocristiana que fueron descubiertos en 1888 y datan del siglo VI. El Real Decreto 1243/79, del 20 de Abril, declaró Monumento Histórico y Arqueológico de carácter nacional a la Basílica de la que actualmente sólo quedan restos, ya que también sufrió los efectos del expolio continuado (al igual que los edificios) y a la degradación natural por abandono. Tal descubrimiento pondría de manifiesto que la isla había sido habitada desde la antigüedad.

 

EL HOSPITAL CONSTRUIDO POR LOS BRITÁNICOS

 

La historiadora Micaela Mata, en su libro “Menorca Británica”, Tomo I, nos describe el edificio y sus inicios de la siguiente manera:

“La Reina Ana y Jorge I. 1712 – 1727, en referencia a la Isla del Rey

 La isla del Rey, donde el monarca aragonés tomara tierra hacía casi cinco siglos, se convirtió en la “Bloody Island” de la navy al quedar transformados en hospital naval unos barracones o cobertizos, ya existentes a la llegada del general Stanhope. El almirante Jennings aportó de su pecunio particular las primera libras para su construcción, en 1711, cuyo reembolso reclamó en 1714, siéndole mas tarde pagadas 468.3.6. libras. A pesar de su oportuna generosidad, la primera obra resultó de tan pobre calidad que pronto amenazó ruina y los enfermos tuvieron que ser trasladados al convento de San Francisco, extramuros de Mahón (de donde habían sido desalojados veinte de los veinticinco monjes residentes), hasta que las constantes reclamaciones del vicealmirante John Baker a su superior en el Almirantazgo, señor Burchett, dieron como resultado la reconstrucción del edificio en 1715.

El hospital, construido en el medio y en la parte mas alta de la isla del Rey, era un armonioso conjunto de una planta, no exento de cierta belleza. Orientado al sudeste, las tres alas que lo componían formaban una “U” alrededor de una plaza; la capilla, desde su centro, era la obra que más destacaba y la que prestaba a la fábrica el equilibrio arquitectónico que la caracterizaba. Cuatro estilizadas columnas en su portada sostenían la cúpula, todo ello, si bien simplificado, cercano al gracioso estilo Wren de la época. De cada lado de la capilla arrancaban los sólidos arcos que trazaban largas galerías cubiertas –por las que se comunicaban las salas de enfermos– quedando el conjunto rematado por una hilera de pilastras.

El desnivel del terreno había permitido –o exigido– dos pisos en los extremos de las alas laterales y el acceso a ellos se hacía por un atrio, adornado por dos columnas, sobre el que se perfilaba un balcón; la azotea quedaba igualmente coronada por columnillas de piedra. Quien quiera que hubiera sido su diseñador poseía el doble mérito de haber creado un edificio a la vez agradable y práctico. El interior del hospital había sido realizado con inteligencia y concierto, y era mucho más cómodo que los desalmados sanatorios de aquel tiempo. Sus catorce salas, de unos 28 por 35 pies cada una (8,5 X 10,6 m.), disfrutaban de altas bóvedas y buena ventilación, y en todas ellas los veinticuatro enfermos ocupaban camas individuales, lujo poco común entonces.

Además de los trescientos treinta y seis marinos que podía acoger el hospital, independientemente de las cuadras de enfermos, el edificio comprendía aposentos para oficiales navales, vigilantes, marineros que enlazaban la isla con tierra, etc. La habitación del cirujano y la del practicante quedaban cercanas a los dormitorios y enfrente de una pieza que servía de oficina para el personal administrativo, del otro lado de la plaza. Los enfermeros y asistentes ocupaban la esquina occidental, y las cocinas y hornos la oriental. En unos semisótanos, al norte, se almacenaban las provisiones, y los del este y oeste estaban reservados para los menesteres del cirujano y del director del hospital.

El islote no estaba mal aprovechado: las letrinas se encontraban detrás de la construcción principal; el pozo estaba frente a la capilla, pero ya en el exterior de la plaza; y una cueva natural del lado de Cala Llonga fue utilizada para guardar alquitrán, brea y otros enseres navales. En esta misma costa se había construido (y aún se aguanta en pie) un muelle, y en el lado opuesto de la isla, orientado hacia el Fonduco, otro embarcadero más somero, apoyado en una playuela. La “Bloody Island” no merecía en absoluto este alarmante apelativo y solo cabe deducir que fue una derivación del más humano de “Hospital de Sangre” o puesto de cura en primera línea.

Con pocas modificaciones, el aspecto exterior del hospital perduraría más de cien años, bien pasadas las dominaciones británicas. Adjudicadas las obras a Antonio Seguí por un presupuesto de 800 piezas de a ocho pagaderas en tres plazos, en documento firmado el 4 de agosto de 1715, el contratista se comprometía a terminar las reparaciones antes del mes de octubre, con la garantía de un año, como era costumbre en la isla. En el precio fijado no quedaban incluidos ni el transporte del material ni la traída de agua o el ahondar del pozo (¿sería el mismo manantial descubierto tan oportunamente por Alfonso el Liberal, al invadir Menorca en 1287?)

 

ALFONSO EL LIBERAL, DE QUIEN TOMÓ FINALMENTE EL NOMBRE EL ISLOTE

 

En cambio, el almirante ofreció aportar marineros para la pronta realización de la restauración del hospital. Baker tenía especial interés en ver terminadas las obras por parecerle que en la isla del Rey los enfermos sanaban más rápidamente que en Mahón, dando como razón su conveniente alejamiento del abundante e indigesto vino del país, además de los buenos aires del islote, cosa que, como escribiría después del recién traslado de los enfermos a la “Isla sangrienta”, quedó plenamente demostrado aquel invierno de grandes fríos y lluvias.

Baker parece haber sido un oficial especialmente atento a las necesidades de sus hombres, al conseguir para los internos del hospital inhabituales condiciones. Trece peniques por día y marino se destinarían a la manutención y cuidado de cada pensionista, exigiendo al asentista, William Corbett, que se les sirviera agua, platos, fuentes, cucharas y una dieta aprobada por el cirujano en jefe; además serían provistos de fuego y vela, y unos enfermeros competentes y –precisa– agradables, velarían por la higiene de los hospitalizados.

El almirante, hombre práctico aunque parsimonioso, consideró suficientemente amplio el recinto hospitalario para almacenar provisiones valiosas, lo que según estimaba, ahorraría al gobierno 40 dólares anuales desembolsados en aquel entonces para pagar el alquiler de varias casas y patios, y la protegería de las inclemencias del tiempo ‘y también de otras cosas’ declararía, haciendo clara referencia a los defectos que condenaba en los menorquines. A los tres años, los trabajos de John Baker (quien había muerto en Mahón en noviembre de 1716) se vieron justificados al quedar el hospital ocupado por los marinos heridos en la batalla de Passaro. Muchos, no obstante las recientes mejoras, morirían allí, entre otros cien hombres del capitán Mathews, y del Grafton, del Kent y del Rupert llegarían otros sesenta gravemente enfermos”.

Sobre el islote se encuentran construidos varios edificios de los cuales destaca el principal ya citado, en forma de “U”, de dos alturas y con torre en el centro que era el hospital propiamente dicho. Los brazos del edificio están orientados hacia levante y, frente a éstos, se levanta otro edificio longitudinal de planta baja construido posteriormente. Existen otras pequeñas construcciones, muelles, embarcaderos, casetas, pozo, jardines, etc. que dan al conjunto un aspecto funcional y muy agradable. En la fachada de levante de la isla se encuentran, además, los restos de la Basílica paleocristiana.

 

RAMPA DE ACCESO DESDE EL MUELLE HASTA LA CIMA DEL ISLOTE DONDE UBICAN LOS DISTINTOS

EDIFICIOS Y SERVICIOS. EN LA MISMA SE HAN COLOCADO DIFERENTES ELEMENTOS CONMEMORATIVOS

EDIFICIO RECUPERADO. UBICA LA RECEPCIÓN E INFORMACIÓN, SALA DE RECEPCIONES, DIRECCIÓN, ETC.

 

EL CONTORNO

 

PANORÁMICA DESDE LA FACHADA DE LEVANTE. AL FONDO LA ILLA DE SA QUARANTENA, EL LAZARETO Y LA MOLA

 

La Isla del Rey, como se ha citado anteriormente, se encuentra emplazada prácticamente en el corazón del Puerto de Maó y, como tal, lógicamente el acceso se lleva a cabo mediante embarcaciones. Antiguamente, Sanidad Militar disponía de una falúa acristalada en la que los pacientes, personal sanitario y familiares de los internados viajaban o, mejor dicho, atravesaban el canal sur desde el Muelle del Hospital, como se denominaba entonces, sito en Es Castell, hasta el desembarcadero ubicado en la isla. Esto por lo que atañe a la época en que funcionó como Hospital Militar de España; cuando fuera utilizado por los británicos, lógicamente dispondrían de sus medios de transporte específico para las diferentes funciones. En la etapa española funcionaba, también, una pequeña embarcación para ser trasladados los cadáveres de los pacientes que desgraciadamente no lograban sobrevivir a su enfermedad.

También solían realizar escalas las dos motoras de Transportes Militares en sus viajes de ida y vuelta a La Mola. Trasladaban algún enfermo que se encontrara destinado en la Fortaleza de Isabel II y precisara ser atendido en este centro sanitario, o llevar personal de servicio o tropa que prestara servicio en la isla, a tierra. No hay que olvidar que las motoras eran los medios de transporte del personal de las distintas guarniciones.

 

PUERTO DE MAÓ EN OBRAS, AÑOS 50. EN LA PARTE INFERIOR PUEDEN OBSERVARSE UN LANCHÓN

DE TRANSPORTES MILITARES Y LAS DOS MOTORAS (Cortesía XISCO STURLA)

 

Tanto la falúa de Sanidad Militar como las motoras sucumbieron también al abandono cuando fueron declaradas fuera de uso al mejorarse el acceso terrestre a la Mola. Una de las motoras cayó desplomándose víctima del sol y la carcoma; la otra y la falúa lo fueron bajo el poder del fuego cuando decidieron eliminarlas las autoridades.

 

LA MOTORA Nº 1 DE TRANSPORTES MILITARES ATRACADA AL MUELLE DE LA ISLA DEL REY.

DETRÁS PUEDE VERSE UNO DE LOS LANCHONES LLENO DE SOLDADOS

MUELLE DE PASAJEROS. POR LA PROA DEL «CIUDAD DE TARRAGONA» (BLANCO), PUEDE

OBSERVARSE LA FALÚA DE SANIDAD MILITAR ATRACADA DE POPA AL MUELLE

 

Y ello a pesar de que otro grupo de entusiastas de todo lo referente a la mar intentaron por todos los medios salvarlas hasta el último momento.

 

PERSPECTIVA DEL CEMENTERIO DE LOS INGLESES
OTRA PERSPECTIVA DEL CEMENTERIO OBSERVADO DESDE SU PARTE OPUESTA

 

En la ribera norte del puerto, frente a la isla, se encuentra ubicado un antiguo cementerio conocido como «de los Ingleses«. En los últimos años prácticamente se ha rebautizado como «Americano» ya que, al parecer, descansan en el mismo más restos de este último país que de ningún otro.

 

PERSPECTIVA DE LA ISLA CON EL MUELLE DE LA FACHADA SUR

 

La isla dispone de dos muelles o desembarcaderos: uno ubicado en su orilla norte (Moll de ses Monges) y otro en la sur, siendo este último el más empleado a lo largo de su historia. En la fachada de levante dispone de los restos de una antigua construcción.

 

VISTA PARCIAL DE LA UBICACIÓN DE LA BASÍLICA PALEOCRISTIANA
OTRA PERSPECTIVA DE LA ZONA

 

Además de los edificios construidos (que se están recuperando poco a poco por los miembros de la Fundación), en su zona más a levante, existen los restos de la antigua Basílica paleocristiana, en una zona que se encuentra actualmente acotada y vallada pues prácticamente no ha sido excavada, pero sí expoliada. De ahí su protección. Diversos elementos de la mismas fueron en su día trasladados al Museo de Menorca, a fín de ser perfectamente custodiados (capiteles, restos de un mosaico, etc.)

 

LA VEGETACIÓN ES SUMAMENTE ABUNDANTE EN ALGUNAS ZONAS
PRIMER PLANO DE UNA LAGARTIJA ENDÉMICA DE LA ZONA

 

Importancia la tiene, también, el hecho de la existencia de diversas especies endémicas, tanto de flora como de fauna, circunstancia característica de espacios que se encuentran aislados por algún medio, en este caso el mar, del resto.

 

FAROLA DEL CANAL SUR

 

La Junta de Obras del Puerto (anteriormente) y Autoritat Portuària de Balears (en la actualidad), mantienen en sus fachadas norte y sur sendas balizas de ayuda a la navegación señalando su presencia en los respectivos canales navegables.

 

 

ESCULTURAS Y JARDINERÍA

 

En los trabajos llevados a cabo y con motivo de las celebraciones y reconocimientos, se han colocado en diversos puntos clave los bustos y/o placas en recuerdo de los fundadores, creadores, colaboradores, etc. que han tenido un grado importante de incidencia en el Hospital Naval que en la isla existiera.

 

EL BUSTO DEL ALMIRANTE JENNINGS, PROMOTOR DEL HOSPITAL
 
BUSTO DEL VICEALMIRANTE LORD COLLINGWOOD

PLACA QUE RECUERDA OTRO ACTO, EN ESTE CASO DE PLANTACIÓN DE UNOS ÁRBOLES, EN EL

TRANSCURSO DEL HOMENAJE AL VICEALMIRANTE EN EL BICENTENARIO DE SU MUERTE

PLACA COLOCADA POR LA ASOCIACIÓN «MENORCA BRITANNIA»

 

De esta forma se pueden encontrar los bustos del almirante Jennings, promotor del Hospital Naval de la Blody Island (como denominaban los británicos a la isla del Rey); el del vicealmirante Lord Collingwood; la placa recordatoria del la visita de S. M. el Rey don Juan Carlos I, del apoyo de la Armada Española, etc. Junto a los restos de la Basílica Paleocristiana se colocó igualmente un busto de la reconocida arqueóloga mahonesa María Luisa Serra Belabre.

BUSTO DE LA RECONOCIDA ARQUEÓLOGA MAHONESA MARÍA LUISA SERRA BELABRE

JUNTO A LA BASÍLICA PALEOCRISTIANA DEL ISLOTE

Existen también los denominados “Jardines del Capellán” y, frente a la entrada del edificio principal, se ha creado un gran jardín de plantas aromáticas basado en el que existió en su tiempo, contando con un convenio con la Fundació Jardí Botànic de Sóller, en cuyo centro se abre el brocal de un pozo. En la actualidad, en el marco de este jardín se celebran conferencias, conciertos y demás actos culturales, siempre encaminados a potenciar el valor y presencia del islote y su patrimonio.

 

NO SE TRATA DE UN CUADRO: ES LA HERMOSA PERSPECTIVA DE ES CASTELL QUE PUEDE OBSERVARSE DESDE UNO

DE LOS ACCESOS AL EDIFICIO SITUADO EN LAS INMEDIACIONES DE LA PUERTA DE LA CAPILLA CATÓLICA

 

DEL CULTO EN EL ISLOTE:

LAS CAPILLAS ANGLICANA Y CATÓLICA

 

PERSPECTIVA DEL ALTAR DE LA CAPILLA ANGLICANA

 

Sobre el islote existen dos capillas, la Anglicana y la Católica. La primera de ellas, que fue recuperada y bendecida nuevamente a principios del verano de 2014, se ubica bajo la torre central del edificio principal, mientras que la segunda lo está al final del extremo sur de dicho edificio, lo que permitía la participación en los actos religiosos desde el pasillo que se extendía en el edificio que conforma el ala sur.

 

OTRA PERSPECTIVA DE LA CAPILLA ANGLICANA

 

La capilla Anglicana fue la primera en construirse, lógicamente, en razón a las creencias religiosas de quienes fueron los creadores de la instalación sanitaria. En la misma y tras su recuperación, se han celebrado ya diversos oficios religiosos.

 

PERSPECTIVA DEL ALTAR DE LA CAPILLA CATÓLICA

 

Por lo que respecta a la capilla Católica, ésta se encuentra bajo la advocación de San Carlos Borromeo, nombre del Rey Carlos III que también conllevó en su momento el cambio de nombre de Georgetown por el de Real Villa de San Carlos en la población vecina.

 

LA CAPILLA CATÓLICA DESDE OTRO ÁNGULO. DETALLE DE DOS DE LAS PINTURAS DE LA BÓVEDA

 

La capilla Católica fue inaugurada el primero de agosto de 1784, una vez conquistada la Isla de Menorca a los ingleses por el Duque de Crillón. En su techo, formado por una amplia bóveda de cañón, se aprecian unas pinturas en grisalla representando los Tetramorfos.

 

PRECIOSA PERSPECTIVA DEL ALTAR DE LA CAPILLA CATÓLICA
CAMPANA DONADA QUE PERTENECIERA A ALGUNO DE LOS BUQUES QUE PORTÓ EL NOMBRE DE “MENORCA”

 

Inmediata a la capilla Católica y comunicada por una puerta se encuentra la Sacristía, en la que se conservan diversos objetos y ornamentos históricos y que dispone de su propia salida al exterior. Y anexionados a ésta y comunicadas por sendas puertas otros dos habitáculos para uso del capellán: un escusado y un pequeño cuarto de aseo personal.

 

CAPILLA CATÓLICA. DETALLE DE LA SACRISTÍA. 1
CAPILLA CATÓLICA. DETALLE DE LA SACRISTÍA. 2
ESCUSADO ANEXO A LA SACRISTÍA DE LA CAPILLA CATÓLICA
PEQUEÑO CUARTO DE ASEO, TAMBIÉN, ANEXO A LA SACRISTÍA