Conoce a nuestro equipo
La costa está plagada de detalles curiosos e impactantes
que escapan al plano de observación rutinario
«Nuestro equipo» se encargará de mostrárselos

La Costa de Menorca puede ser observada de muy diferentes maneras a cada cual más espectacular: bordeando el acantilado (en que perderemos los detalles de su fachada); circunnavegándola a bordo de una embarcación (en que sus características impedirá, no pocas veces, la observación de los pequeños detalles); a vista de pájaro (como en la sección ofrecida en otro apartado en que las panorámicas han sido obtenidas con el concurso de un paramotor) e incluso nadando (en que la seguridad primará ante todo y nos impedirá el acceso a gran parte de las numerosas grietas y cavernas que se abren en la misma).

En estas páginas un grupo de amigos se la van a mostrar metiéndose en rincones inverosímiles y obteniendo nuevas perspectivas impactantes, en primer plano y de abajo hacia arriba. Lo harán a bordo de un tipo de embarcación que ha descubierto para el deportista un amplio y atrayente perfil de posibilidades: el kayak.
Caterina Marqués es de Ciutadella. Hacía muchos años que le rondaba el deseo de poseer un kayak propio así que, pasando un día ante un centro náutico y verlo, decidió comprárselo. Era del tipo autovaciable, un Perception Scooter de color rosa. Todo ello tenía lugar a principios de agosto de 2016, en que a partir de entonces comenzaría a llevar a cabo sus primeros escarceos. Eso sí: lo haría al abrigo de las playas o adentrándose en la mar poco a poco, puesto que, prudentemente, no se atrevía aún a aventurarse más allá de lo seguro para alguien que comienza.

Pero no tardaría en descubrir cuevas preciosas y rincones lo suficiente atractivos como para empezar a tomarse la cosa en serio. Y sería tras visionar un vídeo en que Xavier, otro de los miembros del grupo y hasta entonces desconocido para ella, atravesaba el Pont de n’Alí, en la costa sur, cuando decidió ponerse en contacto con él a fin de poder llevar a cabo alguna salida conjunta. Kate (como la conocen sus amigos) deseaba conocer a otros aficionados prácticos en esta modalidad deportiva.

Su primera salida les llevó a recorrer la costa norte en un tramo realmente precioso, entre Cala Viola de Ponent y Cala Pregonda. Ello tendría lugar el 14 de agosto. No cabe duda de que la experiencia le entusiasmó, tanto, que decidió cambiar de embarcación eligiendo una de fibra de vidrio del modelo de travesía, rápida y ligera. Tenía una eslora de 5 metros. Dos semanas más y, a través de Xavier, conoce a Joan, nuestro tercer miembro. Desde entonces las salidas en grupo se han multiplicado.

Kate nos cuenta dos anécdotas que le han sucedido en este tiempo: la primera se refiere a una día en que se desplazaron hasta el puerto de Maó para recorrerlo con sus embarcaciones. Tras hacer un alto para almorzar sobre un pantalán de madera, una vez terminado, Xavier le indicó que embarcara en el kayak mirando hacia el agua y él la empujaría como si de un tobogán o varadero se tratase. El caso es que cuando la popa entró en el agua, el equilibrio falló, la embarcación volcó, y ella fue a parar al agua. «Nunca olvidaré aquella agua verdosa, de color de puerto, aunque nunca me he reído tanto como aquel día».
Otra anécdota se refiere al finalizar el año, en que el grupo llevó a cabo una salida desde la Cala de Santa Galdana hasta la Cala de Trebalúger, en donde remontarían el torrente que allí desemboca. Allí brindaron por el Nuevo Año tras recordar pasadas aventuras y planificar nuevos proyectos de cara al futuro.
Xavier Marqués es de Alaior y su afición a este deporte nace tras llevar a cabo una excursión en kayak en uno de los centros de la bahía de Fornells. Ello tendría lugar el mes de septiembre de 2014. Aquella experiencia le resultó interesante y tras ella, decidió comprarse uno, doble y de construcción en plástico.

“Mala compra y fracaso” –nos diría- algo que le afectó frenándole en su proyecto, puesto que el barco era poco marinero y, además, tenía un poro por el cual entraba el agua al interior. Pero no abandonó su ilusión y continuó saliendo, a pesar de ello, junto con otro amigo o su propia hermana a bordo del mismo.
A Xavier le gusta la fotografía, por lo que decidió instalar en la proa una cámara Go-Pro perfectamente protegida con la que grabar vídeos, emplazándola de forma que no apareciera en los mismos la embarcación. La creatividad vendría a posteriori, realizando salidas poco antes del orto, a fin de grabar las siempre impresionantes salidas del sol.

Serían vídeos que colgaría en su página de Facebook al que le introdujeron sus amigos Kate y Joan. El barco era malo, pero la idea se mantenía viva y finalmente decidió comprar el kayak de un amigo que lo tenía medio abandonado en su finca. Lo cierto es que la embarcación se encontraba bastante descolorida por efecto del sol. Además tenía un boquete y carecía de parte de los herrajes y otros complementos.
Pero poco a poco lo iría recuperando y reponiendo todos los accesorios hasta convertirlo en una buena herramienta, tanto como para devolverle la ilusión perdida tiempo atrás. Las salidas ya apremiaban pero aún mejoró sus prestaciones puesto que, dispuesto a navegar, ¿por qué no llevarlo a cabo con un buen equipo? El siguiente paso fue realizar un curso en un centro apropiado para mejorar su práctica.

Actualmente emplea pala de fibra, salvavidas con bolsillos, Gps para conocer en todo momento velocidad, distancias, etc., un altavoz para poder escuchar música -sobre todo cuando navega solo-, botiquín, bomba de achique, bolsas estancas, guantes y cantimploras con agua dulce. En invierno utiliza, además, traje de neopreno y botines, chaqueta impermeable y la imprescindible gorra para protegerse del sol.
Por lo que se refiere a Joan Capó, su entrada en el mundo del kayak fue casi la consecuencia de un proceso natural, ya que era nieto de pescador, hijo y sobrino de pescadores aficionados, de modo que el mar, La Mar, siempre estuvo presente en las conversaciones familiares. Su padre había construido “téquines” (un tipo de embarcación propia de la isla); su abuelo le había enseñado a tejer “tresmalls” (trasmallos) y a montar redes. Más adelante estaría varios años practicando con las populares TDV, las tablas deslizadoras a vela, lo que le permitiría que se fijara, siempre, en las demás embarcaciones que pululaban a su alrededor, tanto al remo como a vela, no en vano se comenzaba a navegar nuevamente con la maravillosa “vela latina” (esta última considera, es, su asignatura pendiente).

Cierto día su hija le manifestó que deseaba hacer piragüismo. Aquello supondría una grata sorpresa y ese hecho caló aun más en sus intenciones de probar la embarcación.
Sería años mas tarde cuando comenzaría a disponer del tiempo necesario para adentrarse en ese mundo. Actualmente continúa navegando con su primer kayak, y ello es así porque ya lo adquirió de buenas prestaciones: fibra y carbono. Su experiencia en tablas de alta gama le decantaron desde el primer momento por la fibra y, como dato curioso, continúa utilizando el mismo neopreno que adquirió allá por el año 83.

Hasta conocer a Kate y Xavier solía navegar solo (y «…es que no hay mucha gente dispuesta a levantarse a las 5 de la mañana para ver salir el sol desde dentro del kayak en pleno invierno; ellos, si»). “Las gentes de mar despiertan al gallo” dice el refrán, así que desde entonces comenzaron a llevar a cabo las salidas los tres juntos, pactando rutas según el estado que presentara la mar.
Más adelante nació la afición a la fotografía, de lo que mucha culpa tendría Xavier y, gracias a ellos, podemos insertar desde hoy en nuestra guía náutica Menorca Atlas Náutico, la nueva sección “Costeando a vista de kayak”, con el excelente material gráfico por ellos aportado.

